jueves, 19 de enero de 2017

STOP BULLYING.

Hoy he visto en internet el caso de Lucía, una chica española que se ha suicidado con apenas 13 años a causa del bullying que lleva mucho tiempo soportando.
Me parece algo terrible, he leído la noticia con los labios apretados, pensando que el mundo es muy injusto y, para colmo, hay personas —apenas niños o adolescentes— que se dedican a convertirlo en aún más injusto para otra gente.


Lucía estaba entrando en la adolescencia, le gustaba cambiarse el pelo de color, el anime y leer Harry Potter. Lucía es exactamente igual que yo a su edad, comparte las aficiones que yo tenía con 13 años y seguro que habríamos podido ser amigas si nos hubiéramos conocido. 

Ahora pienso que la cosa no queda ahí, Lucía podría haber sido una de todas esas lectoras que leen mis libros y me mandan mensajes para contarme lo que sienten al leerme, o me dicen pequeñas cositas de sus vidas que me sacan muchas sonrisas. 


 Esto es muy triste, ha muerto injustamente una persona que todavía no había conocido el mundo, que no sabía que vivir es mucho más que cuatro inconscientes que te insultan en el instituto o que se meten contigo por razones absurdas. Vivir es increíble, conoces a gente maravillosa, te enamoras, viajas, haces lo que amas y te llenas de experiencias… me da mucha rabia que por culpa del bullying haya niños que deciden acabar con sus vidas, cortar las posibilidades de vivir, vivir de verdad.

Todo mi apoyo para los padres de Lucía y también para aquellas personas que me lean y que vivan en una situación de bullying. Esto es algo que debe acabar, los bullies no son sólo niños traviesos o un poco crueles. Estamos hablando de torturadores, de personas que consiguen llevar a otros al extremo del miedo y la ansiedad. Hablamos de psicópatas de 11, 12, 13, 14, 15 años. Y esto no se puede seguir permitiendo.

Esto se tiene que acabar.


1 comentario:

  1. Muy triste. Muchas veces pienso en aquellas personas inocentes que han muerto. Niñxs que tenían toda la vida por delante: graduaciones, bodas, sus propios hijos... Así como todo lo que se perderán: todas las películas que no podrán ver, todas las pizzas que no podran saborear, todas las amistades que no podrán disfrutar.

    Es increíble que un/a niño/a pequeñ@ pueda crecer y convertirse en semejante monstruo (bully).

    Besos, un gran artículo

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